Hans Bellmer, autor y fotógrafo polaco
nacido en Katowice
en 1902,
desarrolló su trabajo en Berlín, y tras ser rechazado por el III Reich (que
calificaba su arte de degenerado) se trasladó en 1938 a París, donde murió el 23 de febrero
de 1975.
Cuando los nazis llegaron al poder en
Alemania, en 1933,
Bellmer dirigió su trabajo a la provocación de la población con la idea de
influir en su ‘despertar’. Es en Alemania donde confeccionó su obra más
conocida: la Muñeca. Se trata de una escultura que representa a tamaño
casi real (1,40 m.) a una muchacha desnuda y con calcetines, bajo la apariencia
de una muñeca infantil, que consta de cuatro piernas y numerosas articulaciones
para un único torso de mujer adulta. Es un objeto con pretensiones eróticas,
mediante la cual Bellmer intenta describir una mecánica del deseo y desenmascarar el inconsciente psíquico que nos gobierna. La escultura es también
una denuncia del culto al cuerpo perfecto de moda en la Alemania nazi.
En París fue
acogido por los surrealistas, que reconocían en su Muñeca
y en sus fotografías una nueva manera de abrir el espíritu de la sociedad a sus
fantasmas inconscientes y de obligar al espectador a
interrogarse sobre los sentimientos producidos en él por la obra de arte y
sobre las relaciones con su propio cuerpo y todo lo que ello conlleva de
hipocresía o de complejo.
Aunque podemos catalogar su trabajo dentro de las vanguardias, debido a su
carácter transgresor, premeditado y provocador en el que prevalece la idea de
lo anestético como reivindicación.
Además de la Muñeca
(su obra más innovadora y conocida) continuó su trabajo sobre el erotismo, que
consta de gran cantidad de dibujos y fotografías de esculturas-objeto.
Podemos observar
la influencia de Bellmer en artistas posteriores como Cindy Sherman, que
trabajará también una referencia a la mujer como objeto.
Ana Manuela Bañares Palacios
No hay comentarios:
Publicar un comentario